Esta semana salieron a la venta los tan ansiados Pokemon Omega Ruby y Alpha Sapphire. Mi news feed de Facebook se llena de fotos de gente posteando la caja del juego. Y yo aquí solo puedo leer los comentarios y ver las fotos de este juego que parece otro grandioso remake de la que, a mí gusto, ha sido una de las mejores generaciones de Pokemon hasta ahora.
Se que lo anterior es hablar con grandes palabras, pero sobre gustos no hay nada escrito. La verdad es que en estos pocos días la nostalgia me ha invadido y hoy me la he pasado escuchando el hermoso soundtrack de ORAS en Youtube.
Ahora, ¿Por qué vengo a aburrirlos con tanta cosa sobre el nuevo Pokemon? Pues, simplemente quiero darle un espacio a unos de los dos juegos, que a mi gusto, cambiaron mi vida.
La mayoría de los que conocen mi alter ego en los videojuegos, Usleon, me conocen por ser un jugador competitivo de Super Smash Bros. Melee. Pero los menos saben que mis primeros pasos en la escena competitiva de los juegos fue precisamente con Pokemon Ruby. Había jugado también sus predecesoras, pero no lograron encantarme tanto como Ruby lo hizo. Y es por eso que precisamente hoy, a más diez años de haber puesto mis manos en aquella joya en su tiempo, lo recuerdo con especial cariño debido a mi imposibilidad de poder jugarlo (dispongo de una 3DS NTSC, vivo en Alemania y el importe me sale casi el doble. Además e-Shop download para mí no es una opción).
Todo comenzó con la típica rivalidad del colegio con un amigo, Presidente. Los que estén más metidos en el PokeMundo chileno, de seguro conocerán aquel nombre. Es un destacado jugador de Pokemon a nivel nacional, que gano el sudamericano hace poco. En el colegio competíamos en casi todo y una de esas cosas era Pokemon. Nos inventábamos reglas y nos poníamos fechas para entrenar nuestros equipos y jugar.
Eventualmente y con la masificación del internet, llegué a Serebii.net mientras buscaba información del juego. Y así de a poco aprendí lo que eran los Individual Values (IVs), Effort Values (EVs), lo que era el Pokerus… y mucho más.
Debo admitir que lo anterior me fascinó. Se abrió la puerta de un mundo nuevo y desconocido, que empezó a crear en mí ese deseo de aprender más y ir más allá. Le conté todo a Presidente, que al principio se negó a hacer lo mismo, porque decía que «le arruinaba el juego». Yo seguí mi camino y entrené varias decenas de Pokemon. Dentro de esos estaba mi primer Latios, al que, por alguna razón, decidí ponerle Usleon. Así es, gracias a Ruby llevo hoy el nick que me acompaña a todas partes y enmascara mi alter ego en Smash.
Tenía una rutina y con la ayuda de mi hermano y otros amigos (entre ellos Daziman, también miembro de IRGamers) diseñamos una estrategia para, a través de las bases secretas, darnos la posibilidad de hacer subir más rápido de nivel nuestros Pokemon.
Yo jugué Ruby por horas y horas. Lo reempecé varias varias. Tenía hasta un shiny Wailmer del que, hasta hoy, estoy muy orgulloso. Mi obsesión por la perfección me llevó a modificar y perfeccionar una ecuación que encontré en internet para determinar cuál era el valor máximo que podía tener un Pokemon en un Stat en un nivel determinado (en esa época no había calculadoras para hacerlo). Y todo esto para poder sacar el Mewtwo perfecto (mi Pokemon favorito) una vez que pude jugar FireRed. ¿Lo mejor de todo? ¡Funcionó!
La cosa siguió y siguió hasta que eventualmente descubrí que era difícil llegar más allá porque mi único oponente era y seguía siendo…. Presidente. Debido a esto, perdí rápidamente el interés cuando aparecieron Pearl y Diamond. Platinum ni lo jugué. Black a la rápida en una DS con una R4. Black 2 apenás y ni sé que apariencia tiene la carátula. Si bien es cierto me compré el Pokemon Y y lo disfruté muchísimo, una vez terminada la liga quedó olvidado. Nada ha revivido el hype hasta ahora.
Con la llegada de Pearl y Diamond y los simuladores de pelea en línea, volví a batirme en batallas varias veces con Presidente sin saber mucho de la escena en Chile. Recuerdo que ganamos un torneo en equipos por ahí el 2010 de un foro que se hacía llamar Pokebattles, si no mal recuerdo.
Recuerdo que con el anuncio de HeartGold y SoulSilver, mis esperanzas de ver un remake crecieron. Pero pasaron muchos años y parecía que quedaba en solo un mito. Pero al final se hizo realidad.
Y aquí sigo, escuchando el tema remasterizado de Ever Grande City por enésima vez. Lamentándome de no poder jugar ORAS por diversos motivos. La nostalgia es infinita.
Ahora, ¿Por qué Pokemon Ruby fue tan importante para mí, si ya ni juego Pokemon?
Con Pokemon Ruby empecé a dedicarme por primera vez a un juego. Pasaron alrededor de dos años y llegó entonces mi segundo amor, Super Smash Bros. Melee. Con el mismo impulso que obtuve entrenando mis Pokemon en Ruby buscando «ser el mejor», me metí en el mundo del Smash, donde aprendí de técnicas avanzadas, Matchups, Stage Striking y mucho más. Todo para ser el mejor entre mis amigos…. al principio. Y sinceramente no tengo suficientes palabras para expresar lo que he hecho y le debo a este último juego.
He ganado algunos (pocos) torneos en Chile y otros menores dentro de Alemania en Europa. He conocido a mucha gente y he aprendido mucho de mí y de otra gente. He descubierto que los juegos pueden ser mucho más que simples juegos. He ganado dinero jugando Smash y he viajado por casi todo el viejo continente. He descubierto en mí ese intenso deseo de competir en lo que me apasiona. Experimentado el dulce sabor de una victoria sufrida y la amargura de una humillante derrota. Y todo esto empezó con el entrenar de mis Pokemon en Ruby, para poder ganarle a Presidente.
Y aquí sigo, escuchando el sountrack, recordando todas esas tardes de entrenamiento y planificación. De mi rutina para regar las berries, de las visitas a las bases secretas. De las ansias por ir a la Southern Island por primera vez. Y se que lo primero que haré al llegar a Chile será comprarme el Omega Ruby, para poder, después de 10 años, revivir todos esos momentos que significaron el comienzo de un grato camino dentro del competitive gaming.
Gracias, Pokemon Ruby.