Hoy no hablaremos de esa lista inmensa de monstruos que supera los límites de la creatividad, la saturación y la explotación consumada. No tocaremos a esos tipos hada, metal u oscuridad que modificó a nuestras criaturas de bolsillo de la noche a la mañana, ni siquiera a los Entei o a los Lugias, que fueron las últimas creaciones con aroma a clásico que a más de alguno se nos escapó de las manos…o pokebolas…
Hoy, lo que se traduce actualmente en una saga interminable que no vislumbra un final en el camino, sino más bien, un recorrido casi inagotable de ideas que dan un toque seminovedoso para las nuevas generaciones en las tres dimensiones, se alejan de los cimientos que lo vieron nacer, pero sin desmerecer las horas de entretención que pueden hacer llegar a sentir a los jóvenes nuevos gamers que ahora conocen el mundo pokémon y que a la fecha y desde el 12 de octubre del presente año, van contando 718 personajes.
Este post, dedicado a nuestros primeros 151, está dirigido para ti lector, que creció en el monocromático y los archivos midi, con un game boy en las manos y de 4 pilas doble A, imposible de jugar a la luz del día o a esas altas horas de la noche que sólo angulado en la perfecta iluminación se era capaz de mostrar. Para ti lector, que alucinaste con esta primera entrega y que debes de estar bordeando entre los 25 a 30 años, te dedico este pequeño segmento lleno de nostalgia, que se hace párrafos bajo mis manos luego de que, hace algunas semanas, pase frente a mis ojos aquellas «nuevas» ovas que hablaban del origen de esta tan alargada saga. Si la viste y te estremeció hasta la médula ósea tanto como a mi, te invito a acompañarme en esta pequeña travesía a tu pasado, llena de rare candyes, missingnos [Missing N° o número perdido por si no sabías] y ligas pokémon interminables. Quizás, puede que no todo lo que leas te identifique, pues lleva consigo mi sello personal, pero estoy seguro, que si eres del mismo tiempo que yo viví, no quedarás indiferente frente a las reseñas que aquí expondré. Deja que te la cuente en forma de flashback… tu propia leyenda pokémon está a punto de comenzar, te espera un mundo lleno de sueños y aventuras con los pokémon… adelante!
Pueblo Paleta, sales de tu casa luego de hablar con tu madre, se aproxima aquella gran desición. Charmander, el lagarto escupe fuego, bulbasaur, la planta venenosa o squirtle, el koopa troopa de este nuevo mundo. Elige sabiamente a tu querido pokémon; se acerca tu primera batalla con el nieto del profesor Oak, ¿cual era el nombre que no recuerda su abuelo? debes de pensar que no lo quiere lo suficiente como para no recordar su nombre… pero eso ya no importa…se estremece el laboratorio y te cutres en el campo de batalla, tu primera victoria y puntos de exp. Partes tu expedición avanzando raudo entre la alta maleza, ruta 1 hacia adelante y repleta de rattatas y pidgeys; van cayendo en el camino. Tu amiguito sube de nivel y aprende nuevas habilidades, llegas a ciudad verde y le traes de vuelta el pokedex a don Samuel… Si recuerdas esto, de seguro sabes de lo que estoy hablando.
¿Que es lo que hizo a esta saga tan magnífica? si he de ser yo quien ha de responder, aún no logro entender que fue lo que me cautivó e hizo querer ser el número 1. Quizás el querer atraparlos a todos, el creer que realmente yo era quien entraba en la piel de aquel pixelado personaje que se movía entre diversificados mundos. No lo sé, pero sin dudas, y espero tocar la fibra de algunos jóvenes… o ya no tan jóvenes como yo (25 buenos añitos), la alusión a la marca nintendo, hacía que, como el acérrimo gamer que era a los …¿11 años? no perdiera el sentido de pertenencia y viera, como todos los demás niños que se hacían llamar fans por tan sólo verlo por televisión, no entendieran el real significado del origen pokémon – para ellos era moda, para este servidor, mi esencia -. Sí, yo disfrutaba con mi nes, super nintendo, el game boy prestado de mi primo y mi cartuchito azul que en ese momento apareció en español y que aún guardo con cariño en el cajón de mi velador junto a «rojo», estadio 1 y el bien ponderado transfer pack que me acompañó en intensas horas de entrenamiento. Con esa última aparición, el «ultra 64», que fue el nombre inicial de la N64, me ayudó a acelerar el proceso y a ahorrar en torres de pilas que se me hacían difícil de comprar.
Aumentaban mis medallas y así mi experiencia, los llevé y enfrenté contra mewtwo, que seguirá siendo el mejor ser de entre todos (y los nuevos) los que pude llegar a capturar. Subimos de nivel y me acompañaron en la travesía de «pokémon stadium»,con una dificultad endemoniada y una glorioso final entre los líderes de gimnasio. La sensación de llevarlos en batalla, luego de entrenarlos personalmente y no utilizar a los custom que venían por defecto hacían que la identificación fuera única y personal. También pasó el tiempo y apareció amarillo, el cual hasta el día de hoy no he podido conseguir (y que espero prontamente comprar para llenar la estantería).
Los años pasaron, oro y plata aparecieron, luego cristal, dos de ellos conseguí, uno me lo robaron, el otro no sé donde quedó. Fueron juegos excepcionales, pero de alguna extraña manera, las particularidades en la forma y diseño de los nuevos personajes (más no así del juego), no contenían el carisma necesario para cautivarme y, para mis adentros me consulté ¿como voy a hacer para llevar los 151 anteriores a este nuevo cartucho? mis amigos no tenían game boy como para ayudarme en la travesía y sólo contaban con consolas mayores y jugaban mario fiesta o super smash bros. Pero, sin lugar a dudas, el gran acierto de esta saga, fue hacer enfrentar a nuestro nuevo entrenador pokémon contra el antiguo rojo, azul, Ash o como quisieras llamare. La batalla fue épica, nostálgica y emocionante, algo que difícilmente se pueda explicar… y la pregunta que conlleva conmigo aún es ¿donde andará aquel personaje que alguna vez encarnamos?¿se perdió en el olvido?¿se convirtió en un dios? todo un misterio…
Los líderes de gimnasio, no hacían el peso y se echaba de menos a Brock, Misty y a los geniales Giovanni o Blaine, que aquí fue donde más se sintió la similitud de la serie de televisión al juego. Al volver a verlos redibujados en las cuatro ovas de pokémon origin, la nostalgia volvió y me hizo desempolvar los antiguos artículos de la saga game boy que por tanto tiempo me acompañaron en una aventura sin igual, queriendo rejugarlos como alguna vez, pero que por el honor al tiempo aún no puedo compensar, pero tan sólo,con admirarlos por un momento, frente a mi mirada, hace revivir mis tiempos de niñez, volver a sentirme como uno, como el entrenador pokémon que fui y espero algún día volver a ser (en la forma menos nerd y friki posible, adjetivo que mi hermano mayor continuamente se esmera en adjudicarme)
Hoy, querido lector, puede ser este cartucho, algún mario bros o final fantasy, que haya marcado tu niñez y que regrese el día de hoy en forma de fichas… digo, en forma de ovas, en algún trailer o conmemoración, pero lo destacable del pasado es, que sin lugar a dudas, pasa a ser parte de nuestra esencia y nuestros bellos y emotivos recuerdos. Si bien pokémon no fue el juego que marcó toda mi infancia – pero estoy seguro que a más de alguno que se asoma por aquí pudo llegar a serlo – fue parte íntima de mi edad y de algunos años y que hoy, al revivirlo tan maravillosamente en cuatro pequeños capítulos… que se quedan cortos para tan linda historia… me confirman que seguiré siendo niño por mucho tiempo más y que no borraría por ningún motivo de mi memoria aquellas tan maravillosas aventuras. Tú, querido lector, que compartes conmigo la misma afición por los videojuegos, espero que guardes con bella nostalgia, estos antecedentes para que algún día pases orgulloso a las nuevas generaciones (llámese hijos) el sentido de pertenencia que llegaste a tener… Somos gamers y somos y seremos, felices de serlo…
Atrápalos ya…
Hans