Hoy quiero hablar un poco sobre lo que parece ser una pequeña «enfermedad» que afecta a aquellos jugadores que se dedican apasionadamente a un solo juego en particular. Al parecer el dedicarse con tanta pasión a un título en particular puede causar un cierto desinterés en los demás juegos.
«No es lo mismo, no es igual de bueno»
Muchas veces he oído lo anterior. El juego competitivo cambia la forma en que vemos los juegos. De a poco, empezamos a buscar formas de optimizar el gameplay en otros títulos. De pronto, la mitad de los juegos parecen aburridos y no llaman la atención. Uno sigue viendo los anuncios de nuevos títulos y sigue al tanto de lo que pasa en la gran industria de los videojuegos.
Lo anterior no es sorpresa alguna. Con años y años de dedicación, la mentalidad y forma de ver los juegos cambia. La diversión y el competir se fusionan y mientras mejor se juega, más diversión se obtiene. Al jugar juegos donde la suerte tiene un rol muy importante o donde uno tiene el sentimiento de no estar en control de lo que pasa ni de poder influenciarlo, cierto grado de frustración se hace presente. O a veces… uno simplemente quiere ver recompensado el tiempo y esfuerzo invertido. Muchos juegos previenen esto disminuyendo el skill gap o haciéndole la vida más fácil a los peorcito
Otra razón que podría ayudar a entender este comportamiento es el tiempo invertido. Al adentrarse mucho en un juego en particular, la cantidad de tiempo invertido crece exponencialmente con el nivel que se quiere alcanzar. Esto a veces no deja mucho espacio para jugar 10 otros títulos diferentes. La mayoría de los jugadores competitivos parecen ser más selectivos en este ámbito y optan por ir a la segura con títulos de renombre o que se sabe que son buenos. Se pierde el interés de explorar otros juegos nuevos si no parecen lo suficientemente atractivos (los que hoy en día por desgracia, en mi opinión, son muchos). A todo lo anterior se le suma el hecho que muchos de los jugadores extremadamente dedicados a un juego no son niños en sí. Si son jugadores profesionales y parte de un equipo importante, el tiempo simplemente no alcanza. Aquellos que tal vez no se dediquen en 100% al Pro-gaming probablemente tengan un trabajo que atender. Con todas estas cosas, el tiempo no alcanza para tantos juegos.
Por un lado tenemos el tiempo y esfuerzo invertido, por otro lado el cambio de perspectiva. Pero, ¿Es que entonces todos los jugadores competitivos se olvidan del jugar por diversión al tocar un videojuego?. Sí y no. A mi gusto, el significado del concepto «diversión» cambia. Tal vez podría hasta decirse que se ha especializado: Ahora se sabe exactamente qué le gusta a uno. ¿Y uno en la vida debe hacer lo que a uno más le gusta, no?
Lo descrito hasta ahora parece ser algo que se viene dando más y más con tanta oferta de juegos y el no saber qué escoger. Los jugadores que ya han encontrado un juego con alto replay value encuentran más satisfactorio quedarse con lo conocido que causa alto placer a aventurarse a una jungla de nuevas posibilidades, donde hoy parecen reinar juegos hechos sin cariño y para ganar dinero. La nostalgia, sin embargo, parece ser un factor importante para influenciar la variedad de títulos jugados por gamers ya establecidos.
Lo cierto es que hardcore o casual, es difícil escoger qué juegos probar, con tanta oferta que hay hoy y tanta plataforma diferente para hacerlo. Y parece que como en la vida real, el «hacerse viejo» nos hace menos abiertos a lo nuevo y desconocido. Lástima. Hay muchos tesoros ocultos de los que uno se pierde con esta actitud. Y espero que ojalá las varias industrias Indies pueden revivir un poco las ganas de probar juegos nuevos, diferentes y sin un nombre o historia de peso que sea el factor decisivo al comprar.